La ponis no deben su pequeño tamaño a la cría selectiva por parte del ser humano, si no más bien se asemejan más a los caballos primitivos que no eran tan grandes como las razas de caballos actuales. La baja estatura de estos equinos puede explicarse también como una adaptación a la escasa alimentación de los páramos, pantanos e islas rocosas donde los ponis vivieron aislados durante generaciones. Los ponis se distinguen además de los caballos por su físico comparativamente más robusto y con patas más cortas. Por lo general suelen ser muy resistentes al frío y pueden sobrevivir en invierno con poca comida.
Al igual que los caballos, los ponis se utilizaban mucho como animales de trabajo por su fuerza y resistencia. Su pequeña alzada era una ventaja en la minería subterránea, por ejemplo. Debido a su pequeño tamaño, algunas razas de poni también son aptas para ser montados por personas de baja estatura y niños.
El temperamento de un poni depende del tipo de raza. Las razas de sangre fría son más tranquilas y equilibradas que las de sangre caliente. En esto, los ponis no se diferencian de los caballos. Los ponis son descritos a veces por sus dueños como especialmente astutos, templados, duros y a veces un poco tercos.
La raza de ponis más pequeña es el Shetland. El Falabella, en realidad aunque es más pequeño que el Shetland no es un poni, si no un caballo miniatura.
No hay que confundir los ponis con los caballos miniatura. Los caballos miniatura no pueden superar los 87 centímetros de alzada y suelen ser incluso más pequeños que la mayoría de los ponis. Un ejemplo de esta raza es el caballo caspio de Mesopotamia, que se extinguió sobre el año 1965 y era un caballo miniatura salvaje.
La diferencia más obvia entre un caballo y un poni es el tamaño, ya que los caballos suelen considerarse equinos que miden al menos 14,2 manos o 148 cm de alzada, mientras que todo lo que mide menos de 148 cm se consideran ponis.